Marguerite Bourgeoys llegó a Ville-Marie (Montreal) en 1653 para enseñar. Sin embargo, tuvo que esperar hasta el año 1658 para tener suficientes niños para abrir una escuela.
Sus primeros alumnos eran los hijos de los colonos que construían Montreal. Aprendieron a leer, escribir, matemáticas y trabajos manuales para prepararse bien para su vida adulta. Marguerite creía en una educación liberadora, que trata de desarrollar todo el potencial de cada persona.
Marguerite Bourgeoys visitaba las mujeres de los colonos que vivían fuera de los muros de Ville-Marie. Les enseñaba a leer y les prestaba muchos servicios. A menudo le pedían consejo y la llamaban la «Madre de la colonia».
Marguerite acogió también a las «Filles du Roy» (Hijas del Rey) llegadas de Francia para casarse y fundar familias. Les enseñó a adaptarse a las difíciles condiciones de su nuevo ambiente. Además, ella abrió un taller donde las mujeres pobres podían aprender a tejer, costurar, etc. y así ganarse la vida.
Marguerite fundó la Congrégation de Notre-Dame. Una de las primeras comunidades religiosas de mujeres no enclaustradas de la Iglesia católica y la primera en América del Norte. Esta congregación todavía existe hoy en día.
Las hermanas continúan la obra de Marguerite en siete países: Canadá, Estados Unidos, Japón, Honduras, Guatemala, El Salvador y Camerún. Trabajan cerca de las familias y de las parroquias, luchan a favor de la justicia social y por la protección del planeta.
Marguerite Bourgeoys fue canonizada por el papa Juan Pablo II el 31 de octubre de 1982. Convirtiéndose así en la primera santa de Canadá. Ella consagró su vida a construir una Iglesia y una sociedad mejor, ella nos invita a continuar trabajando juntos por un mundo más justo.